La estructura familiar, a pesar de las creencias populares, no es estática, sino un producto de la evolución que se adapta a las fuerzas sociales que operan sobre ella. Como todo lo vivo, es un proceso de transformación que nace, crece, se desarrolla, se adapta al cambio (ya sea social o del ciclo vital) y a las crisis, en las que se fortalece o debilita.

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De esta forma, la psicoterapia sistémica consiste en trabajar con cada integrante de la familia para desarrollar la comprensión de sus relaciones y redefinir acuerdos que permitan implementar soluciones para terminar con las dificultades que estén viviendo.

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En el seno familiar se mueven corrientes de sentimiento de gran intensidad que a su vez son influenciadas por el clima emocional que caracteriza a la familia, el cual determina la personalidad y reacciones sociales de sus miembros. Si la atmósfera familiar está llena de cambios y desvíos bruscos, pueden surgir profundos sentimientos de frustración, resentimiento y hostilidad. 

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Para ello, la terapia familiar es un proceso en el cual se trabaja con el aquí y el ahora de las interacciones dentro del sistema familiar, con el fin de ayudar a los miembros individuales a lograr un mayor nivel de diferenciación de su propio ser, así como de modificar la organización y las relaciones disfuncionales de los miembros, pues cuando se transforma la estructura del grupo familiar, se modifican consecuentemente las posiciones de los miembros en ese grupo.

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Así, las familias que asisten a este tipo de psicoterapia tienen como objetivo: 

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1. Que la familia se de cuenta de los patrones interaccionales rígidos disfuncionales que no le permiten desarrollarse.

2. La reorganización del grupo familiar, mediante la redefinición de las reglas explícitas o implícitas del sistema, así como de los roles y de los límites.

3. La comunicación libre, abierta entre los miembros, tanto en el ámbito cognitivo, como en el afectivo.

4. La flexibilización de las interacciones entre los miembros y entre los diferentes subsistemas del grupo.

5. El descubrimiento de nuevos mecanismos para la resolución de conflictos.

6. La diferenciación de cada uno de miembros, modificando la rigidez en las relaciones que impiden el crecimiento individual.

7. La satisfacción de necesidades primarias de cada uno de los miembros por la misma familia.

8. La construcción de significados nuevos, que apoyen el desarrollo familiar.